Cuando la artista Michelle de la Vega compró una gran casa en una propiedad llena de árboles, no tenía ninguna intención de vivir en ella. Alquiló la casa a otros huéspedes y se mudó al diminuto garaje independiente. "En ese momento estaba renaciendo de las cenizas". Le dijo al The New York Times. "Supe que tenía que encontrar una estrategia de supervivencia para volver a empezar como una persona soltera". En nueve meses transformó el espacio de 23 metros cuadrados en un modelo de estilo de vida minimalista.
Actuando como su propia contratista, de la Vega completó la remodelación con solo $32,000, de acuerdo con el The New York Times. Amuebló y decoró su casita con cosas de segunda mano o hechas a mano. “Me considero a mi misma una minimalista, por eso no puedo coleccionar muchas cosas”, dijo en un episodio de "Tiny House Nation". “Cuando encuentro algo nuevo, normalmente tengo que librarme de otra cosa”.
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Una eficiente estufa de leña, calienta el espacio entero y proporciona un ambiente acogedor.
La sala de estar y la cocina comparten el mismo espacio, lleno de luz natural.
El techo inclinado, que levantó por encima del original para crear un desván que hace de dormitorio, crea una sensación etérea.
De la Vega creó el espacio de su cocina con una encimera de acero inoxidable industrial y unos fogones para acampar.
"El garaje y todos sus elementos ya no existen, las cosas superfluas fueron recuperadas para poder darles una nueva vida". Le contaba de la Vega al The New York Times. En esto incluye el viejo fregadero de conserje que instaló en la cocina.
El sofá cama de la sala de estar sirve como sofá y como un espacio para que duerman los invitados.
La puerta al lado de la cocina lleva a la sala de baño que de la Vega añadió a la estructura ya existente del garaje.
Tres taquillas verticales de metal sirven para almacenar su ropa y otras necesidades.
La escalera de mano lleva al desván dormitorio, que se encuentra sobre las taquillas y la puerta de entrada.
Las puertas dobles ayudan a crear una sensación de espacio conectando el exterior con el interior. Las puertas son de cristal, y se extienden desde el suelo hasta el techo, dejando que entre la luz incluso cuando están cerradas.
La adición de la sala de baño es su santuario.
Se permitió incluir una bañera en este pequeño espacio.
El paisajismo decorativo hace que el garaje transformado parezca un hogar.
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La adopción de la vida en diminuto implica un compromiso con un estilo de vida a una escala reducida, algo que de la Vega ha aceptado totalmente. “Me gusta el proceso de tener que decidir continuamente que cosas son esenciales y cuáles no lo son”. Dice en "Tiny House Nation."
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