Parece que esta adorable casita estilo Craftsman de 1925 está extremadamente lejos de cualquier área metropolitana, pero no podría estar mejor conectada. Se encuentra a solo 11 kilómetros del centro de Seattle, y por tanto a solo 15 minutos en coche del famoso Pike Place Market. Mientras que la casa está cerca de algunos lugares destacados, está lo suficientemente lejos del barullo como para actuar como refugio de la vida en la gran ciudad.
Si tuvieran que resumir esta casa en una palabra, esa palabra sería 'engañosa'. Obviamente el exterior es encantador pero hace que la casa parezca muy pequeña. Una vez que empiecen a explorar el interior, se darán cuenta de que la casa es mucho mas espaciosa de lo creían.
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La sala de estar incluye rodapiés de madera oscura para acentuar los suelos de madera más clara. Una mesa de mediados de siglo está destacada en el centro de la estancia, delante de un moderno sofá negro de piel.
Uno de los dos dormitorios pequeños de esta casa es francamente espacioso y tiene espacio de sobra para que dos niños pequeños puedan compartirlo. La estancia tiene una ventana con vistas del jardín delantero.
El segundo dormitorio de la planta principal tiene ventanas que se extienden a lo largo de dos de sus paredes y que se ven interrumpidas por un armario empotrado. El tono natural de la madera que hemos visto en los rodapiés, alféizares de las ventanas y marcos de las puertas en las demás estancias pueden verse pintados de blanco en este dormitorio. Esta temática continua en la cocina.
La mayoría de los 167 metros cuadrados de esta casa pueden verse en la planta abierta donde se encuentran la cocina y el comedor. Una isla separa la cocina del comedor y le otorga al espacio un toque etéreo.
En una tarde soleada este espacio está inundado con luz natural. Considerando que la casa está orientada hacia el este, podemos asumir que los tonos cálidos de las puestas de sol en el Pacífico cubrirán cada rincón de esta estancia en los atardeceres claros.
Este dormitorio en la planta baja tiene espacio para todo lo estrictamente necesario pero no para mucho más. Sin embargo, la ciencia nos dice que deberíamos utilizar las horas de noche solo para actividades nocturnas si lo que queremos es descansar.
El jardín trasero es ideal para celebrar esa fiesta veraniega con la que llevan soñando años. Tiene una valla para separar el jardín del de los vecinos y para asegurar que los niños no se pierdan.
Las vistas desde el jardín trasero revelan un pequeño porche, que es perfecto para pasar las noches de verano.
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